Alguna vez fue el cuarto lago más grande del mundo, ocupaba una superficie de 67.300 km2 y suministraba gran parte del pescado que se consumía en la Unión Soviética. Pero los ingenieros quisieron nutrir las estepas y crear campos de arroz y algodón. Desviaron y recondujeron los ríos que alimentaban el Mar de Aral. Lo hicieron morir de sed.
Donde había agua hay arena. Las imágenes de barcos abandonados atestiguan lo que fue. La salinidad, producto de la evaporación del agua, es parecida a la del Mar Muerto y dificulta casi hasta la extinción la vida marina. El resultado es más desierto. Queda un 10% del agua. El famoso mar interior de Aral se convirtió en pequeños lagos que luchan por sobrevivir, cada uno por separado.
¿Dónde queda el Mar de Aral?
Se halla en el extremo oeste del país, en la República Autonómica de Karakalpakia, la provincia más pobre y aislada de Uzbekistán. Un tercio de la población es uzbeka y los habitantes son en su mayoría kazajos.
Se accede desde Nukus, la capital de Karakalpakia. El viaje en autocar dura 3 horas.
¿Qué hacer en el Mar de Aral?
Moynaq es un pueblo semi abandonado con un puerto sin mar. ¿Te animas a visitarlo? Se trata de una zona inhóspita y conmovedora. La orilla se desplazó 200 kilómetros y ahora los barcos yacen sobre la arena. El desierto se extiende imperturbable, salpicado de embarcaciones antiguas, conchas de mar, arbustos y vacas flacas.
Puedes entrar a los barcos, imponentes, oxidados (subiendo unas escaleras especialmente dispuestas), o asomarte hasta los edificios que pertenecían a la industria pesquera y que medio siglo atrás traían prosperidad al pueblo. Todo está en ruinas.
Sube al mirador, al lado del faro, para avistar la tierra árida y el paisaje surreal. Con nuestro tour organizado te damos la posibilidad de llegar hasta la orilla del Mar de Aral. Se puede pasar la noche en el puerto, en un campamento de yurtas, o hacer un acampe libre en el cementerio de barcos.
El Mar de Aral es una de esas excursiones donde viajar es aprender.