Bukhara

La ciudad de Bukhara, también conocida como “la ciudad verde”, está situada a 230 kilómetros al oeste de Samarkanda y al sureste del desierto de Kyzikoum (que significa “las arenas rojas”). Es la quinta ciudad más grande de Uzbekistán, con una población de alrededor de 300.000 habitantes. Su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1993. Muchos de sus rincones conservan el misterio; Uzbekistán hace muy poco le abrió las puertas al turismo.

Contexto histórico

Puede que Samarkanda siga siendo la ciudad más conocida del país, pero para sumergirse en la vida e historia de Uzbekistán la visita imprescindible es Bukhara, la ciudad sagrada. En su zona antigua apenas hay edificios modernos. Está llena de sitios históricos, pertenecientes en su mayoría a la Edad Media. Descubre lo que los viajes organizados tienen para ofrecerte.

No se conoce con exactitud la época de su fundación, pero, al igual que Khiva, Bukhara celebró en el año 1997 su 2.500 aniversario. En el siglo VI d.C. tomó el nombre sogdiano de Numidllkat, y ya entre los siglos VII-VIII se llamó Pujo, Bujo y Bugue, que es como ha pasado transcrita a las fuentes chinas de la época.

Construida sobre una colina sagrada, debe su nombre a la palabra “vihara” (monasterio). Al caminar por sus calles asombra la cantidad de monumentos y el modo en que sus habitantes, en total simbiosis, se acomodan a ellos y crean un ambiente de otra época. Bukhara (también escrita “Bujará”) es una ciudad museo.


Qué visitar en Bukhara

Tanto los monumentos del centro de la ciudad como los de las afueras, donde la amplitud y el silencio transmiten una serenidad completa, convierten a Bukhara en un rincón del planeta para no olvidar jamás. A continuación enumeramos los lugares turísticos más importantes:

La mezquita de Bolo-Hauz

Data del año 1718. Aquí acudía el emir para sus oraciones del mediodía. La fachada, colorida y vistosa, llama tanto la atención como el estanque que yace a un lado. El iwan (espacio cerrado por una cúpula) tiene doce metros de altura y es considerado uno de los más bellos de Asia Central.

Multitud de fieles acude a la famosa oración del viernes. Imagínate al fondo, en silencio, contemplando el espacio sin bancos, el ir y venir de rodillas y frentes contra el suelo, escuchando los murmullos, siendo testigo del ritual.

Mausoleo de Ismail Samaní

Fue erigido en el año 902 para guardar los restos del fundador de la dinastía de los samánidas. Es el monumento más antiguo de la ciudad, y aunque no deja de ser un mausoleo pequeño, se trata de una de las obras arquitectónicas más finas de Asia Central. Un auténtico tesoro de la arquitectura pre mogol. Con el sol, la decoración en ladrillo parece cambiar a lo largo del día; se produce un juego de sombras que da vida a la apariencia exterior.

Tal vez veas a alguien dar tres vueltas alrededor del mausoleo. La leyenda dice que de este modo el deseo que pida se cumplirá.

Mausoleo de Chashma-Ayub

Dentro del mismo complejo se halla otro mausoleo, el de Chashma-Ayud. No hay excusa para no sumarlo a la excursión. Las cúpulas dejan pasar una luz tenue que crea un ambiente para la reclusión. Las cámaras son oscuras.

Según cuenta la leyenda, el profeta bíblico Job (Ayub) visitó este lugar, golpeó la tierra con su bastón y creó un manantial de agua para evitar la sequía. El mausoleo fue construido sobre una fuente sagrada y curativa. El agua del pozo sigue considerándose pura.

Ciudadela de Ark

El Arca o ciudadela de Ark es otra de las cosas que tienes que ver en Bukhara. Las murallas que la rodean le otorgan un aspecto de fortaleza: 20 metros de altura; 4 hectáreas de superficie. Ya en la temprana Edad Media la ciudadela estaba densamente urbanizada. Se estima que fue construida en el siglo IV a.C. Sirvió como residencia de los emires de Bukhara y era en sí misma una pequeña ciudad. Tras ser bombardeada por el ejército Rojo, durante la revolución, quedó prácticamente destruida. Hoy es un monumento histórico cuyos salones acogen el Museo de Historia local y el Departamento de Naturaleza.

Plaza de Lyabi-Hauz

En torno a la plaza Lyabi-Hauz hay muchas actividades para hacer. Primero descansar. Hay numerosas casas de té (chaicanas) y restaurantes para disfrutar del atardecer. Cuando tomes fuerza, pasea por el complejo arquitectónico de 3 piezas que rodea el estanque. La madrasa Kukeldash fue erigida entre 1568 y 1569 y se convirtió en la mayor escuela islámica  de la ciudad. Le siguió la construcción de un khanaga (posada para itinerantes) y de una madrasa que se ha vuelto famosa, la de Nadir Devanbegi.

Complejo de Poi-Kalyan

Este complejo arquitectónico está situado junto a la gran torre (minarete) Kalyan, de 47 metros de altura, construido en 1127 para llamar a los fieles a la oración. Hoy día, después del paso del comunismo, el ateísmo se expandió y muchas mujeres circulan con las uñas pintadas y las cabezas descubiertas. El minarete es más bien un reducto al pasado. También es conocido como la “Torre de la Muerte”, ya que durante siglos sirvió para lanzar a criminales desde la parte superior. Tiene una forma perfecta: los 9 metros de diámetro de la base se van reduciendo hasta los 6 a medida que se proyecta hacia arriba. Es un ejemplo notable de ingeniería medieval oriental. Su silueta, desde hace mucho tiempo, es el símbolo de la Santísima de Bukhara.

Al lado se encuentra la Mezquita Kalyan, construida en 1514, sobre las ruinas de un templo destruido por Gengis Khan. Bukhara, en ese entonces, era la capital teológica del Islam.

Mezquita Magoki-Attari

En el centro histórico se erige la Mezquita de Magoki-Attari. Se aplicaron distintos métodos de decoración y ornamentación como la mampostería de ladrillo y los bloques tallados, así como varias combinaciones de patrones, adornos y paneles de terracota.

Muy cerca nacen bazares laberínticos donde se venden alfombras y toda clase de productos típicos. Camina sin miedo y acepta el regateo al que inducen los comerciantes. La vida local, en un parpadeo, se abrirá ante ti. 

Madrasa de Ulugbek

Ulugbek, nieto de Amir Timur (el último de los grandes conquistadores nómadas del Asia Central),  construyó tres madrasas. La primera fue la de Ulugbek, en el año 1417. En Oriente, todas las madrasas eran consideradas los centros de la ciencia y la educación, por lo que no es de extrañar que se esculpiera el siguiente aforismo en la puerta de entrada: «Buscar a partir del conocimiento es un deber de todo hombre musulmán y de toda mujer».

Aunque la decoración es modesta en comparación con otros monumentos de la época Timúrida, los patrones geométricos de ladrillo decorativo, los mosaicos ornamentales, los azulejos, así como las inscripciones en escritura árabe, demuestran las habilidades extraordinarias de los arquitectos locales.

Madrasa de Miri-Arab

Entre el gran número de madrasas construidas en Bukhara en el siglo XVI, la de Miri-Arab se destaca. Fue construida sobre una plataforma elevada justo enfrente de la Mezquita de Kalyan. La construcción demoró quince años y finalizó en 1536. En la década de 1920, durante la invasión rusa, la madrasa estuvo cerrada. Pero en 1947 comenzó a funcionar de nuevo. Hoy en día acoge a más  de cien estudiantes, ya que sigue siendo uno de los colegios más famosos y más grandes del mundo islámico.

El palacio Sitorai Mokhi-khosa

Es la única muestra que quedó en Bukhara de los últimos emires de la ciudad. El palacio se utiliza como museo y entre otras cosas exhibemuebles, utensilios y artículos de porcelana china y japonesa. El salón Khonai Khasht ofrece una colección de los trajes nacionales del siglo XIX, hecha por los mejores bordadores de oro.

El palacio está situado a cuatro kilómetros al norte de Bukhara, por la carretera que va a la ciudad de Gijduvan. El conjunto de habitaciones y el salón del trono destacan por la mezcla de estilos arquitectónicos europeos y asiáticos.

Mausoleo Bahouddin Nakshbandi

En los suburbios de Bukhara se le dedicó un monumento al gran sufí Sheikh Nakhsbandi Bahouddin, que contribuyó a la formación y desarrollo del pensamiento progresista de Asia. Nakshbandi nació en la familia de un tejedor, en una pequeña aldea cerca de Bukhara, en 1318. Creó su propia doctrina y fundó la orden sufí Nakshbandiya. Tras su muerte, en 1389, numerosos peregrinos comenzaron a visitar su tumba. La ubicación no fue escogida por casualidad: era el lugar de un antiguo templo pagano dedicado a la fiesta de la Rosa Roja, tan antigua como Noruz, el Año Nuevo persa.

En 1544, el emir Abdulaziz construyó una plataforma sobre la tumba del santo, y junto a ella un enorme khanaqa (hospicio para peregrinos). Más tarde, al oeste del mausoleo, se erigió una gran necrópolis de los emires de Bukhara. Hoy se trata de un complejo arquitectónico con mezquitas y minarete. El ambiente de tranquilidad y aislamiento no sólo envuelve a los peregrinos. Al caminar entre ellos sientes la misma paz.

Necrópolis Chor-Bakr

De acuerdo a una de las antiguas creencias populares de Bukhara, si una persona hace cuatro peregrinaciones en un día a cuatro tumbas de los santos llamados Bakr, cualquier deseo se le hará realidad. Es por eso que la necrópolis Chor-Bakr, lo que significa “cuatro Bakrs”, es tan popular en el mundo islámico. Se encuentra en el pueblo de Sumitan, cerca de Bukhara, sobre la venerada tumba de Abu Bakr Sayed, y es uno de los complejos arquitectónicos asiáticos más impresionantes y pintorescos. Sobresalen todo tipo de cúpulas.

Los mercaderes y las calles antiguas impregnan el aire de misticismo. ¿Aún te quedan dudas?Un tour por Bukhara y Uzbekistán es mucho más que un viaje a Asia Central. Te hará sentir un peregrino del siglo X.

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