Arquitectura y Tradiciones de Uzbekistán

Arquitectura de Uzbekistán

La arquitectura más emblemática se remonta al siglo XIII, cuando se concibieron todo tipo de reliquias, palacios centrales y mezquitas, producto de la riqueza obtenida por la comercialización de la seda. También se conservan, de aquella época, aldeas que son en sí un polo arquitectónico excepcional, como la ciudad histórica de Bukhara.

La mayor expresión de arte de Uzbekistán son las madrasas; destaca la de Tillaqari, famosa por sus cúpulas celestes y su enorme fachada rectangular.

Tradiciones

Las costumbres de Uzbekistán se asientan en una confluencia entre Oriente y Occidente. Los ojos un poco rasgados de la población parecen mostrar este punto medio entre dos culturas antagónicas. Distintas civilizaciones han dejado su huella y todo tipo de ritos dan cuenta de ello. A continuación mencionamos únicamente los hábitos más expuestos al turista que emprende el viaje a Uzbekistán.

La ceremonia del té

El té se vierte en pequeños cuencos de cerámica llamados pjala y se vuelve a volcar en la tetera (chainik). El ritual se repite tres veces. En la cuarta ronda, la taza se llena hasta la mitad para que el té pierda temperatura más rápido y pueda beberse antes. Un cuenco lleno hasta el borde va en contra de las normas de hospitalidad y buenas formas. El té se sirve con mermelada casera o miel, que actúa como edulcorante.


El brindis

El maestro de brindis se pone de pie con su vaso de vodka en la mano y pronuncia un breve discurso dando gracias, alabando o diciendo algo ingenioso, además de desear salud y prosperidad para todos. Luego de tintinear las copas en el centro de la mesa, la costumbre reclama que no se deje nada de líquido en el vaso.


El saludo

El visitante no puede darle la mano a una mujer, a menos que ella la extienda. Por lo general, las mujeres dan la bienvenida con un abrazo. Los hombres, cuando el vínculo no es tan próximo, se dan la mano. Pero amigos cercanos o miembros de la familia del mismo sexo tienen el hábito de saludarse entre sí con un gesto más afectivo que un simple apretón de manos. El beso es el saludo más común, y dependiendo de la región donde te encuentres de viaje, se hace dos o tres veces, alternando una y otra mejilla. Cuando se muestra un afecto profundo por el otro, lo ideal son tres besos.

Como señal de respeto, los ancianos reciben con frecuencia el beso de otros ancianos menos maduros.

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