Khiva es una de esas ciudades imposibles, enclavada en el corazón del desierto uzbeko y perfectamente mimetizada con él. Es la piedra preciosa de una antigua civilización que se encontraba en el delta del Amu Darya, llamada Khoresma.
Las murallas sólidas que protegen la ciudad vieja (Itchan Kala) esconden todo tipo de tesoros, producto del comercio de esclavos. Aunque de las obras más importantes persisten muy pocas, Khiva guarda un reducto histórico y arquitectónico que te coloca frente a una urbe feudal del Asia Central. Es el único sitio de la región que conserva hasta nuestros días partes enteras de su ciudad antigua.
Al entrar a Itchan Kala te sientes dentro de “Las mil y una noches”. No se puede acceder con vehículos, por lo que la mística permanece en el aire. La entrada oriental de Palvan Darvaza fue antiguamente el sector más animado. Allí, en el siglo XVII, se construyeron las termas de Anush Khan y la madrasa de Jodzhamberdibia. El mausoleo de Sheik Seid Allauddin, del siglo XIV, es conocido por el deslumbrante sepulcro de escayola.
La arquitectura invita a caminar. El desierto, próximo y distante, es la puerta a todo tipo de aventuras. Encuentra aquí la mayor variedad de propuestas de viaje a Uzbekistán.
A continuación te presentamos los mejores lugares turísticos de Khiva para pasear:
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Las murallas de Itchan Kala
La ciudadela de Itchan Kala está situada en la parte interior de la ciudad de Khiva, atrincherada detrás de murallas que alcanzan una altura de doce metros. Al traspasarlas paseas por callejuelas de otra época, a los pies de minaretes, palacios, mezquitas, madrasas y mausoleos. Pero tan sólo ver las murallas es un impacto: la longitud, de dos kilómetros, el espesor, de seis metros, y el material con que fueron hechas: barro cocido y ladrillos.
El barrio que contiene forma parte de un antiguo oasis: la última etapa de las caravanas antes de que se adentraran en el desierto, en dirección a Irán.
Itchan Kala fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en el año 1990. Constituye un ejemplo único de conservación de la arquitectura musulmana en el Asia Central.
Mezquita de Djouma
Al llegar a la mezquita-catedral de Djouma, construida entre los siglos siglo XI y XVIII, ves muros de ladrillo sin huecos o salientes, desprovistos de decoración. 212 columnas talladas, de madera antigua, sostienen el cielo raso. La austeridad llama al recogimiento; el aura religioso se impregna de las paredes. Adentro se abre una sala de 45 x 55 metros, con el mihrab (nicho de oración) en el centro.
La ciudadela antigua de Kunya Ark
La fortaleza de Uzbekistán. Se encuentra al oeste del centro histórico amurallado de Itchan Kala, en la región de Khorezm. Fue la sede de los gobernadores de la ciudad a partir del siglo XII. Su reconstrucción comenzó en el año 1686, cuando se convirtió en el refugio del Khan Muhammad Erenk y su familia.
De la gran cantidad de edificios históricos que albergaba se ha conservado la sala de invierno, la mezquita, el harén y las entradas amuralladas a la ciudad. Presta atención a tus pasos. En la ciudadela de Kunya Ark, la vida cotidiana de un khan se hace más palpable que nunca. En la sala de invierno, entre paredes repletas de azulejos, descansa una copia del trono del rey.
El Palacio de Tash Jauli
Entre los años 1830 y 1837 los esclavos construyeron este palacio, dedicado a Allah Kuli Khan. El laberinto que conforma su estructura interna, donde a través de patios se comunican dependencias oficiales y civiles, convida a pasear y sumergirse en el pasado.
La primera sección erigida fue el harem, entre 1830 y 1832; aquí habitaban las cuatro esposas oficiales del Khan y los sirvientes persas, así como el propio Khan. Un dolom o pasadizo secreto lleva a las oficinas públicas de la corte. A cada paso percibes la porcelana y los azulejos con influencia china. En el patio del este (Ishrat Hauli), creado entre 1832 y 1834, descubres la sala de recepción, y en el tercer patio la corte legislativa. ¿Puedes imaginar el aspecto de los jueces de aquella época?
Mausoleo de Pahlavan Mahmud
El mausoleo de Pahlavan Mahmud, poeta y héroe nacional que murió en el siglo XIV, es modesto y sorprendente a la vez. La cúpula azul turquesa, los muros, y los techos recubiertos de baldosas de cerámica, anticipan la atmósfera de espiritualidad. Destacan los minaretes: el de Kalta Minor, inconcluso, completamente recubierto de cerámica vidriada, y el de Islam Khoja, hecho con ladrillo cocido y decorado con cerámica vidriada azul.
Madrasa y minarete de Islam Khodja
Con sus 51,5 metros es el minarete más alto de la ciudad. ¿Por qué no, como parte de la excursión por Khiva, asciendes los 112 escalones que conectan con la cúpula? La visual es fantástica: una imagen completa de la ciudad y del desierto circundante. Sin palabras, tan sólo contemplando, imaginas caravanas y entiendes el peso de Khiva en la historia de la humanidad.
Madrasa de Amin Khan
Uno de los primeros lugares que ver en Khiva es su madrasa más grande, la de Amin Khan. Fue construida entre los años 1851 y 1852. Destacan su portada, decorada con mosaicos blancos y azules, sus celdas, un minarete, y un patio que antiguamente albergaba las sesiones de la corte musulmana. Cuenta con un alminar inacabado, conocido como Kalta-Minar, que significa alminar corto.
Al viajar a Khiva te encuentras con el pasado glorioso musulmán. La estatua de Al Juarismi, en postura meditativa, al noreste de la madrasa, es una clara referencia de ello. Fue un matemático, astrónomo y geógrafo persa musulmán, que vivió entre el 780 y el 850. Ya sea que viajes por libre o con nuestros guías, investiga la historia que hay detrás de cada uno de los monumentos. Asia Central se abre en Khiva como un caleidoscopio, con nuevas aristas y colores.